domingo, 27 de abril de 2014

Viejo

     Le tenemos miedo a las palabras. ¿Será por lo que significan? Dolor….muerte… viejo. ¿A las cosas no habría que llamarlas por su nombre? ¿O será como a quienes no les agrada aquel  que le adjudicaron sus padres y entonces se inventan un apodo a su medida?
    Hablando de los viejos, a  los humanos ya grandecitos ¿No habría que llamarlos simplemente así; los viejos? ¿O  es que son los ancianos? ¿O como les llama por ahí el almacenero de barrio, sin ser su nieto, son la abuela o el abuelo? Hoy esquivándole al vocablo certero se los llama, elegantemente, los adultos mayores.
   Es que a lo que está viejo de inmediato se le asocia con lo que ya no funciona, lo que por muy usado está deteriorado, herrumbrado….Pero no es así. No es un problema de palabras,  la cuestión en este asunto de los viejos, no es como se los llama sino como se los trata.  A los abuelos, los ancianos los adultos mayores, la gente de la tercera edad,  los viejos o como usted quiera llamarlos hay que cuidarlos y respetarlos.

      Para el año 2050 (varios de los  pocos  que lean esta nota  seguramente estarán por aquí) la población de viejos se verá duplicada; en algunos países triplicada y hasta cuadruplicada, lo que indica que del 10% que ocupan hoy los viejos de la población total de un país, en unos cincuenta años más pasará a ser el 40% -no olvidemos que convive con este fenómeno la contra tendencia de una bajísima natalidad, por ejemplo, en algunos estados europeos  el  incremento de la población vieja se hará mucho mas notorio por la falta de nacimientos-.
  ¿Quiénes son los hoy rebautizados por nuestra moderna sociedad  como adultos mayores? Se considera adulto mayor a toda  persona que pasó la edad de 60 años.
  Lo cierto es que  en la actualidad es exagerado el desmedido valor que se adjudica a algunas palabras, una de ellas es la palabra “cuanto”;  ¿Cuánto ganas? ¿Cuánto posees? ¿Cuántos años tenes? No dice mucho de nada, pero en todo caso a los que respondan “Tengo mas de 60”, habría que preguntarles que es lo que quieren, digo, cuales son sus deseos, si  les gustaría  viajar, si desean seguir practicando su deporte favorito, si quieren seguir trabajando o si de verdad desean jubilarse. Salvo escasas excepciones, por alguna patología muy severa o por perdida de la conciencia, cada cual debería decidir hasta el final de sus días.
  Es la Argentina  el segundo país latino americano mas envejecido  (es decir, el con mayor porcentaje de viejos en la población luego de Uruguay), ojo, esto no quiere decir de  modo alguno que nuestro país sea un modelo de lo que hacemos por ellos. En todo caso somos un mal ejemplo de acciones como la jubilación precoz que deja  fuera de circuito a  excelentes docentes, investigadores, y trabajadores en general con una legislación  que los margina, justo en el momento de la vida en que  el conocimiento y la experiencia acumulada los avala como  para dar lo mejor de si a la sociedad y a las generaciones venideras.
   No podemos olvidar que en general los viejos son sanos, pues al igual que existen niños y jóvenes enfermos los hay en la vejez, pero en su mayoría la gente grande es saludable y activa. Como dice el ingenio popular – y si lo dice, por algo será-
 “Existen viejos de 20 y jóvenes de 80” ¿Será una cuestión de actitud?
      Ya es hora de empezar a educar a nuestros jóvenes al respecto que; un viejo no es el otro, “es uno mismo en el tiempo” (si es que esta echada la suerte de llegar) La sabiduría de quienes ya pasaron por lo que los jóvenes aún no pasaron debe ser capitalizada y no desechada como suele serlo en plena era del descarte, y no confundamos;  vejez no es sinónimo de sabiduría – cual un joven  bobo, un viejo también puede serlo por más años que haya acumulado-   pero cuidado,  viejo tampoco es sinónimo de descarte, por más empeño que así el consumismo difunda en su feroz discurso. 
Cuidarlos a ellos no deja de ser un motivador acto egoísta,  el hacerlo es cuidarnos a nosotros mismos mas adelante.

No temamos a las palabras, ellos son, como me gusta llamarlos; “los viejos”…son lo que seremos,  nuestros queridos viejos.

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