viernes, 27 de abril de 2012

Vacaciones y vocaciones

   En la edad en que los hijos dejan ya de pertenecer a nuestros planes– pues su tiempo libre eligen compartirlo con amigos y no con sus padres - Conseguí, no con poca energía, convencerlos por unas nuevas vacaciones todos juntos en familia. O sea; papá, mamá y los chicos,  en las que probablemente por sus edades sería unas de las últimas instancias vacacionales de grupo completo.
  Una nueva oportunidad de estar  juntos  e intentar transmitir a la descendencia algunas de las pocas cosas que a modo de posta legamos en este velocísimo ciclo vital en que prácticamente, sin darnos cuenta de hijos pasamos a ser padres.
   El tema crucial que se instaló en esos intensos días de playa entre los chicos y nosotros fue - por su edad de preuniversitarios- el de la vocación.
  La primogénita, que ingresa a la facultad  este año me preguntó; ¿Qué te parece? ¿Abogacía o Psicología? ¿Y si yo estudio odontología? dijo la otra, en cuanto el benjamín de doce: ¿Yo podré dedicarme al basket como profesional?.
  A propósito de la vocación siempre me llamó la atención en los reportajes a destacados  músicos , actores u escritores, cuando al referirse al asunto de sus carreras aparecía una respuesta común en la mayoría de los  entrevistados más o menos así: “Tengo la suerte de hacer lo que más me gusta y encima me pagan”. Probablemente por la sana envidia que ello me despertaba es que luego de haberme recibido de dentista, me dediqué al arte como actor, músico y cineasta.
  Un poco basado en este preámbulo y como para ponerlos a ustedes  al tanto, respondí a mis brotes de la siguiente manera: -Les sugiero que cuando elijan una carrera como profesión traten de pensar en lo que ustedes ejercerían de forma gratuita, es decir lo que por el amor con que se practica como oficio o profesión se está, incluso, dispuesto a pagar por realizarlo.
  Existe en la literatura un libro que contiene  una serie de 12 cartas que el extraordinario escritor alemán Rainer Rilke escribió entre 1902 y 1903 en respuesta a la demanda de  un joven, quien le enviara sus versos  buscando su aprobación, con el fin de obtener la sugerencia del maestro  y de este modo decidirse a  continuar o no con el oficio de poeta.
  Quien fuera considerado como el mayor poeta alemán del siglo 20 respondió, en la primera de esta serie de correspondencias enviadas al debutante Franz Kappus, lo siguiente: Como primera medida le sugiero que  en horas de la más silenciosa madrugada simplemente se haga la siguiente pregunta: ¿Preciso escribir? si  la respuesta es profundamente afirmativa:”si preciso”  entonces construya su vida en base a tal necesidad aproximándose a su naturaleza. Así adentrado en su propio mundo resultaran versos que usted no necesitará preguntar ni a mí  ni a nadie si son o no buenos versos, pues una obra de arte (me permito agregar aquí; cualquier trabajo que sea) es buena cuando surge de una profunda necesidad. De este modo usted aceptará con grandeza su suerte sin preguntar por ahí qué recompensa podría venir. Pues no existe peor medio de atormentar el propio desarrollo que estar esperando una respuesta desde afuera para lo que solo el sentimiento más íntimo puede responder.

  Queridos hijos: lo que puedo agregar después de tan claras  palabras  (aunque el mismo Rilke no creía en los consejos), es  más o menos así: En cuanto a la vocación, sería interesante, a la hora de elegir, que se inclinaran hacia aquello que por pasión y amor ejercerían  gratuitamente, y si por ello les pagan…. ¿Qué más se puede pedir?

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