lunes, 28 de abril de 2014

Si, acepto

     Qué no se ha dicho referido al casamiento: el momento en el  cual una mujer y un hombre se comprometen  a vivir juntos, hasta que la muerte los separe.
    Es que se trata de la propia libertad y mete miedo, negociarla así como así de por vida, con una pareja no es  sencillo.
   La institución suele ser de las más agredidas y no es para menos, ya de arranque en el idioma español el nombre suena de lo más  feo: esposos, cónyuges, casa-miento. Ya desde la denominación  asusta.
   Lo cierto es que se diga lo que se diga, referido a la formalización institucional, el evento continua.
   Inevitable es la emoción de todos los que participan del ritual, cada vez que alguien se entrega a su pareja mutuamente con un sí, inocultables ojos vidriosos reinan no sólo en los novios.
   Así fue el sábado que pasó, Anita y Brendan se encontraban a punto de decirse el “sí acepto” y cruzarse las alianzas como símbolo de círculo inagotable del amor en una emotiva ceremonia, cuando percibí que todos compartíamos un nudo en la garganta y una humedad en las pupilas imposible de ocultar.
   Por eso, pase lo que pase esta vapuleada institución continua firme como el modo formal más sólida de perpetuarnos como especie.
¿Y el amor?: ninguna conclusión, en todo caso al amor hay que dejarlo obrar.
Habrá que casarse y ver, en cuanto al amor…. más adelante  se verá.

Por el momento ¡Sí acepto!

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