Ser sin fronteras
Ser
tiene que ver con algo así como la posibilidad de poder situar lo humano
por encima de circunstancias o rasgos tales como edad, procedencia o etnia.
Toschiaki Watanabe es un japonés que habita
desde hace varios años la provincia de Mendoza en Argentina. Podríamos pensar
por una cuestión cultural que su caso es
complejo, las comparaciones nunca son buenas, pero lo de este hombre
sería algo así como el de un esquimal
habitando en medio de una playa caribeña o la de alguien criado en el campo
trasladado de golpe a una grande y compleja urbe. Toshiaki se presenta con una
tarjetita personal que dice: Shia Tzu-Moxa; antiguo sistema de masaje japonés.
Cuando Watanabe ejerce su oficio se
transporta, se funde con el paciente. Con sus ojos rasgados bien cerrados,
durante una hora justa, en un ritual que aparenta ser sagrado el vuelca toda su
sabiduría a disposición del paciente,
quien por lo general asiste a el en busca de alivio por el padecimiento de
dolor.
La pieza de la casita de barrio donde vive y
ejerce su oficio es austera, algunos
libros de acupuntura y digitopuntura prolijamente dispuestos, una camilla
tradicional, un ventilador de pie y un modesto equipo de audio conforman la
escenografía completa donde durante la hora exacta de cada sesión suena un CD
de música relajante. Así
sistemáticamente y con 8 a 10 pacientes diarios él despliega todo su conocimiento a favor del enfermo.
A pesar de los muchos años que tiene
habitando nuestro país Toschiaki sólo dice unas cuantas palabras en español,
cuando uno se dispone en la camilla, su rudimentario castellano con un fuerte
acento japonés se reduce a: por favor boca arriba, boca abajo, para un costado,
el otro costado y sobre el final un…. “listo”.
Prácticamente sin palabras, sólo por haber
sido uno de sus ocasionales pacientes en busca de logrado alivio Toshiaki
Watanabe enseña que la cosa no es simular, el asunto no es parecer, el asunto
es ser y este japonés de incalculable edad, con una modestia sublime, con una
humanidad religiosa, “es”, en Japón, en
España, en Canadá, en el templo más
sagrado del Tíbet o en un rincón remoto y perdido del planeta tal cual lo es en
su humilde casita de barrio donde vive con su familia y despliega su profesión
aquí en Mendoza.
Cuando yo era un veinteañero queriendo
abandonar mi pueblo en busca de nuevos rumbos para el éxito y la trascendencia,
un viejo maestro ya muy mayor me dijo categóricamente así:
-“No
te preocupes por el lugar pibe, cuando se tiene estrella se brilla desde donde
quiere que sea”
Es verdad que hay sitios más propicios que
el pueblo natal para la fama y el reconocimiento, pero no hay con que
darle, el que es, “es”, sea donde sea
que esté. Es que precisamente, ser no tiene fronteras.
Buen día llamamos a este teléfono 4285389 y no funciona tendrán otro teléfono ?
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