lunes, 28 de abril de 2014

Quién entiende a los adultos

   Criticar a la juventud hoy no goza de una pizca originalidad. Artículos varios, correos genéricos de Internet, conferencias e incluso en casi toda reunión social los adultos redundamos en discursos que golpean de un modo despiadado y  por todos lados a las nuevas generaciones: que no tienen objetivos, que no respetan a los mayores, que sólo conectan con el mundo virtual, que no saben lo que es el sacrificio, que lo quieren todo ahora… y así podríamos llenar páginas y páginas con observaciones y críticas que no comparto bajo ningún punto de vista, incluso de ser así, quienes señalamos con el dedo deberíamos en todo caso pensar en silencio que es lo que los adultos les hemos ofrecido a estos jóvenes para que sean así ,como no nos gusta que sean.
   Estoy en contacto con ellos y encuentro en estas nuevas generaciones  muchas cosas extraordinarias, incluso una resiliencia capaz de soportar los excesos que nosotros sus antecesores les hemos ofrecido.
   Me preocupan mucho más los adultos que no logran ponerse a la altura de las circunstancias (me quedé pensando esto de la altura, pues para ponerse a la altura de un infante hay que agacharse a su nivel, si es que de verdad procuramos un vínculo, hacer que él se estire para nivelar con el mayor no es viable)
   Leito como lo llamamos cariñosamente en la familia,  ya no es tan “ito” tiene unos veintiséis pero nosotros en la familia  lo vemos como un cachorro y él es precisamente uno de estos jóvenes de hoy que yo admiro justamente por su manera de pensar y actuar frente a este mundo con el que como otros tantos de su edad, le ha tocado encontrarse.
   Leito me cuenta que un día le empezó a interesar la idea de ponerse un piercing en la ceja, la cosa es que faltaban pocos días para su cumpleaños y él, conociendo a su madre y como viven en la misma casa, le fue anticipando varios días antes para que no fuese sorpresa que estaba decidido a colocárselo. La cuestión es que el día de su cumpleaños cuando llega a la casa con el adminículo en el arco superciliar izquierdo y lo ve la progenitora – que a todo esto es judía y no sobra aclarar que la tía Perla es una de aquellas prototípicas  idishe mames- ni bien le abre la puerta y se lo topa de frente larga un trágico grito que se prolonga  en sollozo dejando al primito blanco y estupefacto.
-Te juro que me dio miedo, pensé que a mi vieja le iba a dar un ataque-
Y entre sus llantos a moco tendido logre meter un bocadito para preguntarle  ¿mamá qué te pasa?
- ¿Cómo qué  me pasa? ¿Qué van decir ahora mis amigos, mis parientes, los vecinos  y los conocidos cuando te vean la ceja agujereada? ¿Sabes que van a decir? Van a decir que sos un drogadicto, un masoquista, un homosexual,  un….
-Te juro que la vi tan mal, sobre todo por el asunto  del famosísimo qué dirán,  que sin alcanzar a disfrutar del juguete nuevo ni medio día y para evitar problemas subí al cuarto y en un santiamén me lo saqué (no me extraña para nada, pues entre otras virtudes el pibe es práctico y no le gusta el despelote.
   La cosa es que volví a bajar –siguió-  le mostré la ceja al natural y logré,  aunque no inmediatamente, sino una hora más tarde,  que parara de llorar. Después, subí al cuarto y me puse a leer. El asunto es que mientras leía empecé a oír que mi vieja llamaba por teléfono sin parar, cuestión que cuando agudice el oído sentí como sistemáticamente le contaba a cada pariente, cada amigo, cada vecino y cada conocido el desgraciado  episodio padecido. Mi hice el boludo todo lo que pude pero llegó un punto que me saturó,  bajé las escaleras a toda velocidad, le colgué el teléfono,  y mientras me miraba con los ojos atónitos como dos huevos fritos con cara de qué hice, le dije: Escúchame, no te volviste loca llorando diciéndome todo lo que iban a decir de mí y de nosotros cuando me vieran con el piercing puesto, ¿y qué hice?  Para evitarte eso que vos llamas tragedia voy y me lo saco ¿y vos qué hacés?  !! Agarrás el teléfono y te encargas, como si fueras el vocero oficial de un noticiero, de contar sistemáticamente a cada uno lo sucedido!! Es decir estás generando  lo que vos no querías que pasara.
¡¡¡  Le vociferas  a cada uno de ellos lo de mi piercing, el que ya  me saqué!!!!

¿Y después preguntan quien entiende a los jóvenes? Y a ustedes  los adultos ¿Quién carajo los entiende?

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