Que
me perdone el psicólogo
Cada vez que me toca hacer un gasto
personal o de algún integrante de la familia en actividades artísticas,
recreativas, corporales o vinculadas al desarrollo espiritual no puedo evitar
en caer de un modo jocoso (y no tan jocoso) en la comparación de dicho monto con el valor de la sesión de psicoterapia.
La balanza inclina siempre a favor de estas actividades en lo que considero
verdaderamente una inversión en salud.
Cualquier falsa interpretación podría llevar
a la errónea conclusión que esto va contra el psicólogo y la psicoterapia, pero
no, pongamos el caso del odontólogo (vuelvo a referirme a la primera persona
pues soy uno de ellos), seria como destronar la necesidad del dentista y el
tratamiento odontológico cuando se lo requiera.
Lo que mal sucede, desafortunadamente y más
de lo que uno se imagina, es el mito de
que el profesional es el que resuelve y que cuanto más seguido se concurra a
él, mejor.
Esta fantasía (sostenida por pacientes y
profesionales) resta importancia a lo esencial, el sujeto y su participación.
No hay dentista que logre eficacia, comparada a la conseguida por una
buena dieta ni una adecuada higiene bucal, como que no existe terapia
psicológica que sustituya el bienestar que nos provee una vida integral.
Niño, joven adulto o viejo; dirigirnos al
arte, al espíritu, y acompañar al cuerpo es sin lugar a discusión una excelente
inversión. Una clase de guitarra, una
buena clase de yoga, un curso
de arte, puede llegar tanto o más que
una sesión de diván (suponía yo hasta que mi amigo me respondió).
Respuesta
de mi amigo, el psicólogo Francisco Marcelo Izura
Mi querido amigo, no sé lo que hacen los
otros psicólogos , salvo aquellos que he conocido como paciente y que me
han ayudado a sortear algunos problemas fundamentales en mi vida. Los
honorarios son relativos, si alguien que se quiere suicidar y paga por algunas sesiones que acaban concediéndole
alguna oportunidad a la vida, el pago resulta insignificante en función de la
que está en juego. Si el neurótico que no puede disfrutar a sus
hijos, amigos, dinero, esposa, etc., y tiene que pagar para empezar a
pensar que le pasa que no logra una calidad de vida "integral",
como ud. dice, y finalmente algo de esto logra obtener, tampoco el
gasto es significante. Ni qué decirle de los adictos que gastan fortunas en cocaína
u otras sustancias, y no logran por propia voluntad modificar algo de su
sufriente existencia. Y para no aburrirlo, mi querido amigo, le comento
que, el arte, el yoga, la música o
cualquier expresión humana ejercida desde una perspectiva de la desesperación,
el vacío, el sinsentido, termina siendo más de lo mismo, o parches que duran
hasta la próxima crisis. Creo, modestamente, que uno no maneja su vida de
manara voluntaria, mucho menos reflexiva, sino nosotros ya estaríamos sin
trabajo hace rato. Uno trabaja con aquello que la gente, en forma intencional o
voluntaria, no logra modificar, aun cuando concientemente se lo proponga o lo
planifique. Estoy acostumbrado a escuchar psicosomáticos que dicen que querían
no sufrir lo que les pasa, y sin embargo les pasa, o terminales que dicen que
aman la vida y se siguen muriendo por razones que ellos ignoran, y a veces ni
querrían saber. Habrá que seguir pensando que es una" vida integral",
como se construye, sobre que bases, cuales serán las condiciones psíquicas
necesarias para "disfrutar" de la vida, disponiendo del potencial que
uno tiene, sabiendo de que uno dispone en realidad. Los psicólogos no tienen
apenas que solucionar problemas a la gente, la gente no es tonta. La función
del psicólogo es posibilitar que el que habla se escuche, en aquello que
normalmente no se escucha, o en aquello que no quiere escucharse. No hay
recetas, mi querido amigo, ni el arte, ni el deporte, ni las cosas mas
queridas, pueden palear ese profundo desgarro que es ser parte de lo humano.
Que cada cual busque la mejor forma, lo mismo pertenecemos a la especie de los
que tenemos conciencia que algún día no veremos más el sol.
Un fuerte
abrazo de su amigo Pancho Izura.
Gracias amigo
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