lunes, 28 de abril de 2014

Que me perdone el psicólogo

    Cada vez que me toca hacer un gasto personal o de algún integrante de la familia en actividades artísticas, recreativas, corporales o vinculadas al desarrollo espiritual no puedo evitar en caer de un modo jocoso (y no tan jocoso) en la comparación  de dicho monto con el valor de la sesión de psicoterapia. La balanza inclina siempre a favor de estas actividades en lo que considero verdaderamente una inversión en salud.
   Cualquier falsa interpretación podría llevar a la errónea conclusión que esto va contra el psicólogo y la psicoterapia, pero no, pongamos el caso del odontólogo (vuelvo a referirme a la primera persona pues soy uno de ellos), seria como destronar la necesidad del dentista y el tratamiento odontológico cuando se lo requiera.
  Lo que mal sucede, desafortunadamente y más de lo que uno se imagina, es  el mito de que el profesional es el que resuelve y que cuanto más seguido se concurra a él, mejor.
   Esta fantasía (sostenida por pacientes y profesionales) resta importancia a lo esencial, el sujeto y su participación.
  No hay dentista que logre  eficacia, comparada a la conseguida por una buena dieta ni una adecuada higiene bucal, como que no existe terapia psicológica que sustituya el bienestar que nos provee una vida integral.
   Niño, joven adulto o viejo; dirigirnos al arte, al espíritu, y acompañar al cuerpo es sin lugar a discusión una excelente inversión. Una clase de guitarra, una  buena clase  de yoga, un curso de  arte, puede llegar tanto o más que una sesión de diván (suponía yo hasta que mi amigo me respondió).

Respuesta de mi amigo, el psicólogo Francisco Marcelo Izura

  Mi querido amigo, no sé lo que hacen los otros psicólogos , salvo aquellos que  he conocido como paciente y que me han ayudado a sortear algunos problemas fundamentales en mi vida. Los honorarios son relativos, si alguien que se quiere suicidar y  paga  por algunas sesiones que acaban concediéndole alguna oportunidad  a la vida, el  pago resulta insignificante en función de la que está en juego. Si el neurótico que  no puede disfrutar  a sus hijos, amigos, dinero, esposa, etc., y tiene que pagar para empezar a pensar que le pasa que no logra una calidad de vida "integral", como ud. dice, y finalmente algo de esto logra obtener, tampoco el gasto es significante. Ni qué decirle de los adictos que gastan fortunas en cocaína u otras sustancias, y no logran por propia voluntad modificar algo de su sufriente existencia. Y para no aburrirlo, mi querido amigo, le comento que,  el arte, el yoga, la música o cualquier expresión humana ejercida desde una perspectiva de la desesperación, el vacío, el sinsentido, termina siendo más de lo mismo, o parches que duran hasta la próxima crisis. Creo, modestamente,  que uno no maneja su vida de manara voluntaria, mucho menos reflexiva, sino nosotros ya estaríamos sin trabajo hace rato. Uno trabaja con aquello que la gente, en forma intencional o voluntaria, no logra modificar, aun cuando concientemente se lo proponga o lo planifique. Estoy acostumbrado a escuchar psicosomáticos que dicen que querían no sufrir lo que les pasa, y sin embargo les pasa, o terminales que dicen que aman la vida y se siguen muriendo por razones que ellos ignoran, y a veces ni querrían saber. Habrá que seguir pensando que es una" vida integral", como se construye, sobre que bases, cuales serán las condiciones psíquicas necesarias para "disfrutar" de la vida, disponiendo del potencial que uno tiene, sabiendo de que uno dispone en realidad. Los psicólogos no tienen apenas que solucionar problemas a la gente, la gente no es tonta. La función del psicólogo es posibilitar que el que habla se escuche, en aquello que normalmente no se escucha, o en aquello que no quiere escucharse. No hay recetas, mi querido amigo, ni el arte, ni el deporte, ni las cosas mas queridas, pueden palear ese profundo desgarro que es ser parte de lo humano. Que cada cual busque la mejor forma, lo mismo pertenecemos a la especie de los que tenemos conciencia que algún día no veremos más el sol.
Un fuerte abrazo de su amigo Pancho Izura.


Gracias amigo

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