Pinto
Hablando de vocación; Pinto, el gordo
pinto, no hace música, el es música.
Desde muy jovencito el Eduardo es viejo, por un lado por su aspecto físico –
niño peludo y barbudo como pocos- pero principalmente por la solidez con que se
manifiesta en el arte de combinar sonidos, de chiquito su nivel de madurez
musical sugería un longevo de vasto recorrido.
El día en que lo conocí- me lo presentó su
hermano Luis, un compañero del teatro-
el cargaba unos 13 o 14 años, cuando lo
escuché jazzear en el piano no lo podía creer, sus deditos chorizo (anchos y
cortitos) iban y venían sobre las teclas con la excelencia y el buen gusto, no
propio de un adolescente si no de un veterano del jazz, de golpe interrumpió
abruptamente su improvisación y me dijo:
-“Lo que quiero en verdad es fabricarme un
bajo, quiero tocar el bajo”
Y
ahí no más manoteó la guitarra que andaba por ahí cerquita y se precipitó en el
enlace de sofisticados acordes promoviendo sonidos de un avezado guitarrista.
Cuando terminó con la viola me contó lleno de entusiasmo:
- Integro un grupo de música salsa y allí soy
percusionista.
Como
se dice en la jerga: el gordo Pinto se toca la vida. Él es uno de esos
profesionales que hacen parecer que el asunto es fácil cuando se los ve
ejerciendo, cuando toca, el verbo que manda es fluir.
El
Pinto te enseña, te muestra, te explica,
te acompaña, te arregla, te dirige. El tipo exuda música a troche y moche para
quien lo requiera, incluso supo ser contratado para musicalizar como director
los cuadros artísticos para un circo ruso de gira por Sur América (creo que en
Chile) –convocando para tal fin algunos
de sus amigos de parranda pentagramada-.
El gordo encara jazz, salsa, folclore, bossa y además fusiona como
los dioses, en el año 2006- 2007 se metió al estudio del tano Bruno y fue
grabando uno a uno cada instrumento de doce riquísimas canciones de su autoria
y luego convocó y armó el Eduardo pinto ensamble, ahora si, para que cada
músico, ejecutando cada cual su instrumento pudiesen salir a tocar en vivo como
agrupación, lo que el solito había
cranedado. En el ensamble obviamente dirige y es el bajista. Estamos en el año
2009 y anoche, como otras veces, se presentó el ensamble de Pinto para tocar
sus temas pero además y fundamentalmente para por fin presentar el disco que lo
tiene como absolutísimo protagonista, el disco se llama “Pinto”, una joyita.
El
clima del concierto fue el de un sagrado trance. Al finalizar todo el
público de pie aplaudió a los
“intermediarios” del gordo, los nombro así y
con absoluto respeto a todos los grossos del ensamble por que el gordo ya
no está, se fue en el 2008 en un accidente automovilístico, apenas con
veintipocos años, viajando a un encuentro de jazz en Montevideo con otra de sus
agrupaciones el trío “miles de Años”, y sí, el gordo de veintipico tiene miles de años
Hace ya un tiempo un amigo me invitó a tocar
en una banda de salsa como tecladista. No tenía idea del género y en dos
semanas había que tocar, desesperé, pero el gordo me la hizo fácil; vino cuatro
días a casa y en un rato, pese a mis limitados recursos pianísticos, me puso a
tono para el desafío. Su música es siempre potente estímulo creativo e
inspirador en clase, para mis alumnos de la facultad de teatro, y soberbia para musicalizar documentales y
cortos por el inigualable clima que generan sus ritmos y melodías. Vaya a saber
adónde y por qué se los llevan tan
temprano a estos geniales. Rita Levi Montalvini premio Nobel de
medicina en 1984 por sus estudios sobre el desarrollo de las células neuronales,
dijo al recibir el titulo honoris causa en la universidad complutense de
Madrid, en la módica suma de sus noventa
y nueve flamantes años y en un
improvisado y lúcido discurso las
siguientes palabras: “Vivir o morir es la mismo”, la vida no está en este
pequeño cuerpo. Lo importante es el modo en que hemos vivido y el mensaje que
dejamos”
Anoche mientras que sonaba su música en el
teatro plaza de Godoy Cruz el gordo Pinto estaba allí flotando con su mensaje,
su estela seguirá viva junto con la de aquellos poquísimos que nunca mueren.
Como tantos otros que conocimos a este artista
lo llevo presente donde quiera que sea.
Pinto,
como el que aquí escribe; muchos otros te decimos; hasta siempre gordo.
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