Más
vale prevenir que curar
¿Más vale prevenir que curar? Y si, más
vale, pero en esta vida nadie se salva de atravesar por lo que tenga que
hacerlo.
En aquellos años de pasión odontológica, -
mi primer romance profesional- entendí
que la clave del oficio que recién asomaba tenia que ver mucho mas con ayudar
al paciente a conservar sus dientes sanos, que a restaurárselos cuando por
descuido ya estuviesen rotos. El tiempo que dosifica la pasión atenuándola con
temple y reflexión me hizo comprender que a todo el mundo le gusta disfrutar de
un dulce y que no hay adolescente que no haya sido rebelde incluso para
higienizar sus dientes, entonces comprendí , sin perder por ello el horizonte
preventivo en el que debe respaldar siempre el ejercicio de toda ciencia
medica, que cualquiera tiene derecho a tener una caries y que no resulta tan
fácil evitarlo, si es que como verdaderos proveedores de salud deseamos no perder de vista a cada humano como un ser integral.
Es
innegable, la prevención es siempre el mejor camino: el chequeo médico anual,
el huso sistemático del cinturón de seguridad, mirar hacia ambos lados antes de
cruzar la calle, colocarse todas la vacunas, el cepillado dental minucioso y
periódico y todo aquello que tenga que ver con evitar o minimizar el daño
bienvenido sea, claro que si queremos tomar el dicho popular como eje de esta
reflexión no menos cierto que “ Más vale prevenir que curar” es el de “
Caminante no hay camino se hace camino al andar” como lo dijo Antonio Machado y
“ Golpe a golpe” como lo completara
Serrat
Si hay un momento de la vida de un ser
humano en que el término prevención cobra su verdadera dimensión
es llegado al momento de la materno- paternidad. Es el momento de la vida en
que uno estaría dispuesto a todo por
evitar el sufrimiento de sus brotes. Cuando padres, si hay algo que duele y
desborda de impotencia es ver los hijos
sufrir y estaríamos dispuestos a lo que fuese por prevenirlo, pero, es
inevitable.
Claro que debemos sostenerlos para que logren construirse en la esencia de
quienes son sin bajar la guardia ante todo aquello que
sintamos que es un deber prevenir.
Una
de las mejores y más contundentes
publicidades preventivas que
tengo registrada están dirigida a
los jóvenes ligada a una campaña
antitabaco que decía más o menos así: “Haga
un importante esfuerzo para que sus hijos no comiencen a fumar es mucho más
factible que convencerlos a dejar de hacerlo unas vez que ya comenzaron”
Siempre estaremos dispuestos a ayudarlos a
lo que sea, pero atentos, una cosa es
ayudarlos a curar y otra mucho mejor es prevenir que enfermen.
La vida es en gran parte un accidente y de
antemano sabio es aceptar que nadie está
exento de nada, pues en el enigma de la existencia sucederá lo que indefectiblemente tenga que
suceder, las cosas son como son, pero si hay alguien de quien aprender algo
en esta vida ( no tanto de nuestros
padres) es de nuestros hijos, son
ellos un excelente termómetro ( más que la carne propia) para aproximarse al
significado de muchos interrogantes, en este caso el de la prevención,
con ellos el dicho se vuelve irrefutablemente contundente: “Más vale prevenir
que curar”.
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