lunes, 28 de abril de 2014

Lo que ahora nos sucede

   Desde hace cientos de miles de años nuestra especie ha venido configurándose a través de mecanismos de adaptación al medio ambiente  en el que le ha tocado vivir.
Desde tiempos remotos, hasta hace muy poco tiempo unos cien o doscientos años  (100 o 200 años en cientos de miles es una ínfima parte) la biología estructural  y fisiológica del ser humano de algún modo supo responder a las situaciones de riesgo que lo ponían en  inminente peligro.
  Estudios psicológicos y sociológicos de investigación  en destacadas universidades del mundo estudian las causas que provocan la  falta de una respuesta adecuada del hombre actual, ante situaciones que nos ponen en severo riesgo como especie.
Si entrase un león a la habitación de alguna de nuestras casas en una ciudad nadie dudaría  (al igual que en una antigua tribu) en reaccionar escapando de su alcance o atacándole con un arma, si la tuviese  al alcance...supervivencia. Aun no habiendo estado jamás ante una situación similar es algo grabado en la memoria ancestral de nuestra fibra más íntima.
  Sin embargo hoy ese mismo hombre deja corriendo el agua de la ducha  o arroja una pila a cualquier lado exponiéndose el - y al resto- en riesgo.
  Sucede que rápidamente identificamos lo que nos pone en  riesgo inminente,  el otro aún no lo entendemos.
  Si en una zona sísmica como la de nuestra provincia, Mendoza, se pronosticara con 72 horas de anticipación un terremoto de gran escala con riego de muerte, todos los habitantes incluso en pánico no dudarían en buscar la forma de trasladarse hacia donde pudieran salvaguardar sus vidas y la de su núcleo familiar.
  En situaciones como las mencionadas  respondemos de un modo innato. Pero…  ¿Qué sucede con la capa de ozono? ¿El calentamiento global? ¿La contaminación del ambiente y los mares?  ¿El abuso y la extinción de los recursos naturales? ¿Por qué no hay respuesta ante  pronósticos que a  mediano plazo nos ponen en jaque mate?
  El fenómeno es reciente – que son cien años en la historia de la humanidad- hace muy poco que el hombre paso de habitar la naturaleza a avasallarla,  y esta  se nos volvió en contra defendiéndose de la única forma en que puede hacerlo: atacándonos.
 No nos resulta fácil reaccionar masivamente ante tal clase de peligros
¿Seremos capaces de comprometernos con estos nuevos patrones de conducta?
De ser así en el mejor de los casos ¿Será suficiente para detener el riesgo ante el que estamos o el asunto es ya irreversible?
El ingeniero brasileño Elio Matar, un empresario devenido a comprometido líder del consumo conciente en su coloso pais, responde: “Si no creyera que es posible no tendría motivos para seguir viviendo “.
  Los países del mundo entero tendrán que  apostar todo en educación. Pues del mismo modo en que en estos últimos años el hombres aumenta su expectativa de vida a expensas del desarrollo y la ciencia, debemos adquirir hábitos capaces contrarrestar lo que nos pone en peligro como especie.

Actualizar en el mundo  políticas educativas que estén a la altura de los nuevos desafíos  urge.

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