lunes, 28 de abril de 2014

Lo que sucede y lo que querríamos que suceda

  Así tenia que ser….está escrito….. maktub….  así Dios lo quiso.
¿Son solo dichos? ¡Los dichos por algo son! Tanto se ha escrito sobre lo que el destino dicta y lo que el libre albedrío busca, ¿Qué otra cosa se podría  agregar?
  Eran las ocho de la mañana, venía de traer a mi hijo menor de la escuela,  franca era mi sonrisa  por el capuchino que en instantes estaría saboreando en el drusgtore que frecuento, oh sorpresa, cuando llegué estaba cerrado, completamente cerrado, desaparecido,  ese impacto que causa un local cuando todos sus vidrios tapados con papel de diario nos impiden ver para adentro creando una imagen de incertidumbre al no saber que pasará allí donde hasta hace apenas un día – en este caso- había un café
  Pensé  algo así como… y bue… no tenía que ser (mientras leía las necrologicas en uno de los diarios del vidrio vaya a saber de que día pegado al vidrio) el capuchino allí en ese preciso lugar ya no era posible, algo así como que el destino dicta: ¡Aquí no!
  Bien, el destino dice aquí no, pero de nuevo el libre albedrío, estamos condenados a elegir una y otra vez y por más destino en el que se quiera reposar de elegir no es posible zafar,  y otra vez a decidir: ¿Me voy a atrabajar derecho o antes me busco otro cafecito para desayunar? Al final me fui derecho al trabajo, se ve que no tenía tantas ganas, o hice  duelo de mi drugstore clausurado,  de lo contrario me hubiese buscado otro bar.

¿Lo del cafecito es bastante pelotudo no? pero a los efectos de un  ejemplo simple y no tan dramático vale; cuando se está decidido a ir tras de algo, no hay destino que a uno  lo pare. De lo mucho que en nuestras vidas suceda no culpemos al destino, dejémoslo obrar en paz. 

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