lunes, 28 de abril de 2014

Libro

    Hay muchas clases de ellos, los hay de historia, de poesía, fantásticos biográficos, incluso los hay de cuarta.
 Un verdadero libro se hace genial, para mí, en la medida en que sin escalas ni avisos nos remonta desde lo más cotidiano y popular a lo más excelso y sublime, adhiriendo así al conglomerado policrómico de contrastes que nos hace humanos.
   El notable intelectual francés Víctor Hugo aprovecha en su libro sobre la biografía de Shakespeare para hacer extensiva la genialidad del inglés a otros quienes como él, logran con su pluma remontar nuestras emociones a todo tipo de excesos, a su vez, tan equilibrados. Es que son ellos, los que mágicamente concatenados a través de todos los tiempos marcan el lenguaje de cada siglo, el don de quienes han sido fruto de lo que les toco; su propio genio.

Un verdadero libro entonces no es apenas aquel que logre disparar sueños, acompañar el alma, curar o avivar heridas, sino un viaje a partir del cual ya nunca jamás se podrá volver a ser el mismo  de antes que aquellas líneas nos atravesaran.

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