Las
duchas del club
Para quienes practicamos deportes en algún
club, el momento de la ducha, no es ni más ni menos que el broche de oro que viene a marcar el ineludible y gozoso
ritual cúlmine de la actividad física. Entregarnos al chorro de abundante
presión de agua caliente sobre la cabeza generalmente provoca un bienestar que
se refleja en la cara de todos los que allí nos encontramos.
La práctica deportiva en la sociedad moderna
es de alguna forma una actividad artificialmente provocada, viene a reemplazar lo que en tiempos pasados se ejercía de modo natural,
como hábito laboral y de subsistencia,
constituía un modo físico de vivir.
Cada época tiene lo suyo y no es cuestión de andar añorando lo que ya
fue, lo cierto es que todos sabemos de los indiscutibles beneficios de la
actividad física, aún provocándola de
modo artificial como solemos hacerlo en
la sociedad actual
Es llamativo en los vestuarios de los clubes
( me refiero al de los hombres) como ya de entrada por el horario de llegada, se reconoce
la procedencia laboral de quien llega:
bien temprano y de traje empresarios o profesionales independientes, a
media mañana y de sport elegante; acaudalados de familia que no trabajan ni lo
necesitan, muy abrigados todo el año y a cualquier hora los jubilados, al medio
día y de traje roído los esclavos del mundo moderno cajeros de banco o
empleados de comercio que aprovechan el corte del medio día para practicar y
volver a la cárcel en la tarde.
Pero donde se equipara el asunto es en las
duchas pues allí ni siquiera es posible reconocer si el individuo que ingreso
practica natación, esgrima, futbol de salón, tenis, pelota paleta, pesas, yoga,
tai Chi, o básquet, la cara de placer de todos es evidente es como que se nota
en los rostros de cada uno que lo mejor de todo esta justamente aquí debajo del
chorro de la ducha.
Las duchas del club gimnasia y esgrima de
Mendoza las conozco desde hace unos 40 años y en ese lugar (que poco a cambiado
con el correr del tiempo) se aprecia el perfil conservador y tradicional de la institución. En este club existen
muchos antiguos socios que dejan solo de venir cuando mueren, abundan allí
formalidades que son marca registrada, por ejemplo: al ingresar
a
las duchas siempre se dice ¡¡¡¡Abrooooo!!! como advirtiendo al que ya esta bajo
el chorro para que se corra ante cambios de temperatura bruscos en el chorro
que sistemáticamente se sostienen en el
tiempo como parte de una tradición que
no se debe querer modificar reparando calderas o cañerías pues también habilita
un pintoresco !!!!Cierrooooo¡¡¡¡ advirtiendo
al duchante sobre el mismo indeseable efecto quemante o enfriante del
inicio.
Otra de las características es que cuando hay
varios nunca falta el comentario de alguno
-Qué buena que está la
ducha.
- Hay que aprovechar esta
maravilla por que con la escasez del agua, esto ya se va a
acabar.
Lo
verdaderamente característico de las duchas masculinas (y que se repite en
todos los clubes) es que aun con extremo disimulo, quien más quien menos, los hombres nos miramos los genitales. Es que
sin querer sugerir alguna condición homosexual reprimida – aunque también las
hay, reprimidas y no - esto de andar
comparando las dimensiones de lo propio con lo ajeno es parte de un folclore
muy especial entre los hombres, el que lo niega miente, allí en las duchas, mas allá del estrato socio cultural al que se
pertenezca, la actividad y la remuneración que se reciba, la estatura, el
volumen de los músculos, etnia, credo u obra social, el grupo de los duchantes
nos divide claramente en dos categorías: los bien dotados y los mal dotados,
desnuditos nos mostramos como Dios nos mandó al mundo.
Los bien dotados en la ducha se agrandan y
los mal dotados en la ducha se achican, claro que alguno podrá decir que esto
no es así, pero que me lo diga en la cara,
yo que hace mucho me ducho en el club le aseguro que no hay nadie que no
mire (no estoy diciendo mirar con cariño, digo mirar con pena o con envidia)
como algunos antiguos socios ya nos
conocemos desde hace tiempo nunca falta el chiste del que grita:
-¡!!!Guardaaaaa
que llego el anguila que nadie se agache ¡¡¡¡¡ -
Tampoco falta el que riéndose de su
desgracia para alivianar el dolor de lo
irremediable se gasta a sí mismo pidiendo prestado al anguila su instrumento
para sorprender a la novia aunque sea
por una noche.
El más zarpado de los antiguos socios siempre le repite la misma frase:
- Mirá, si yo la tuviera como vos me haría
socio de todos los clubes de la provincia para entrar a las duchas humillando
sistemáticamente a cada uno de sus
asociados.
De esto no suele hablarse, pero no hay que
escapar al asunto, le aseguro que es así, 40 años de deporte en el club con la
sistemática ducha al cierre de la práctica me avalan en la hipótesis; no hay nadie que aquí no mire por mas chicato
que sea, la necesidad de compararse viene al caso ya sea para bajar o para
levantar la autoestima, el mito sigue vigente
Y no
es un tema menor, en un documental que asistí a propósito de la vida del
legendario cantautor brasilero Vinicius
de Moraes, Chico Buarque contaba a Toquiño una anécdota referida a
propósito de una pregunta al fallecido poeta.
-
Oiga Vinicius si usted volviese a nacer y Dios le diese la ocasión de modificar
algo en esta nueva vida ¿¿¿ quisiera cambiar algo???
-
Quisiera volver a vivir tal cual del modo que lo he hecho en esta vida
(respondió Vinicius) no cambiaría nada, solo le
pediría a Dios si fuera posible señor hacer mi pito un poquiiiiiiiito
mayor
Al final de las duchas y ya con el
vestuario de rigor cada uno vuelve a ser
el civil habitual que se muestra por las calles. La transformación
social es enorme. El sujeto ya nada tiene que ver con el que cinco minuto antes
quedo en la ducha hasta la próxima vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario