lunes, 28 de abril de 2014

La lluvia es pa mojarse

            Dos cosas deben haber influenciado decisivamente aquel día para que a pesar del enorme temporal, yo continuara el recorrido fijado para aquella jornada  montado en mi bicicleta. La primera fue, ver como alguien que  no me cae nada bien, cobardemente pegaba la vuelta ante las primeras gotas reforzando sin quererlo mi autoestima, la segunda y fundamental es que el recorrido lo compartía ese día con mi querido y elocuente  primo a quien reiteradamente escucho decir que la lluvia es para mojarse.
Él siempre comenta: - ¿Cuál es la gracia de cubrirse con un paraguas o un piloto cuando llueve? Por lo tanto él, que en otras ocasiones en que salimos a pedalear suele aflojar antes de lo previsto esta vez con el chaparrón de por medio me insistió para que siguiéramos el periplo cuesta arriba como sea. Desde Vístalba hasta Cacheuta, en nuestra montañosa Mendoza, la lluvia nos acompañó ininterrumpidamente durante veintiocho kilómetros.
Conclusión, el mejor paseo en bicicleta de toda mi vida, reconozco que cuando comenzó a llover la primera sensación de frío y destemple casi me hace  recular, pero una vez  el cuerpo aclimatado el recorrido se tornó indescriptiblemente singular.

Esto no pretende ser una apología a las inclemencias climáticas pero en cuanto tenga la oportunidad no se le ocurra cubrirse cuando llueve, sobre todo si es un chaparrón moderado,  pues como dice el primo  Leo, no se le olvide que justamente: ¡La lluvia es pa mojarse!  

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