lunes, 28 de abril de 2014

La filosofía no sirve para nada

Un afamado maestro brasilero cuenta en uno de sus libros la anécdota de aquel profesor de filosofía que entró el primer día de clases al aula y dijo así  a los jóvenes alumnos: -Lo primero que quiero decirles es que la filosofía no sirve para nada, ahora bien me tomaré cincuenta minutos para explicarles lo que es la nada-    Ese día después de la explicación uno de esos jóvenes alumnos decidió que sería profesor de nada, quería ser filósofo, ese joven era nada menos que Santiago Kovadloff
Es cierto que para muchos la filosofía no sirve para nada, y en verdad, está bien que así sea.; para otros en cambio la filosofía lo es casi todo, para estos últimos las preguntas son la  vida.
En buena medida la felicidad es una apasionante persecución a la que jamás debiéramos renunciar, y esa búsqueda  más que de respuestas esta plagada de preguntas: ¿Por qué?  ¿Para qué? ¿Hacia dónde? Aunque las respuestas en muchos casos sea un simple “no sé” son las preguntas  las que nos dan el sustento del  niño que todos llevamos adentro y que desde esa simple inocencia  cotidiana que pregunta nos sostiene  entusiastas hasta el final.
            Educar a un niño es en buena medida ayudarle a sostener sus preguntas dijo el mismo Kovadloff en una de sus conferencias.
De adultos nada mejor que insistir en  el mismo camino, el maravilloso mundo de las preguntas. No para ser respondidas desde afuera, las preguntas son el móvil en la medida en que buscamos las respuestas dejándonos mover desde adentro

Desde esta perspectiva no es apenas que la filosofía  no sirve para nada, sino que desde sus movilizadoras preguntas la filosofía nos sirve  para todo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario