La raza superior
Al fundador del partido nacional
socialista en la Alemania de 1919
devenido luego führer (el jefe) le cabe, según quien opine, cantidad de
calificativos. Para algunos fue un poderoso genio al punto de lograr la raza superior, para otros un fundamentalista
sicótico dispuesto a exterminar lo que se opusiera a su enfermizo deseo de
dominio absoluto, para quienes apuestan a la vida con profunda dignidad un
genocida sin límites y para sus victimas directas era el mismísimo diablo.
Si se me permite un calificativo
perteneciente a nuestra jerga argentina, además de todo lo antedicho hitler
(con minúsculas) fue un ILUSO Y REVERENDO HIJO DE MIL PUTAS (con mayúscula). Hoy mientras caminaba junto a mi perro por el
pedemonte, apenas a tres kilómetros del centro de la ciudad, me detuve a observar el planeo de un águila, conmovido
ante su desempeño, pensé, si los humanos pudiésemos volar por nuestros propios
medios, planeando así, con esa justa
dosis de equilibrio viéndolo todo desde arriba en completo panorámico (algo así
como superman), tal vez todo sería diferente. El silencio de la escena fue
quebrado por un jeep que pasó a mi lado a toda velocidad emitiendo una
espantosa música a todo volumen con perdón de la música-, alterando el
equilibrio del entorno y vuelo rasante
del ave que de un sacudón escapó
raudamente.
Aunque, incluso por haberlo padecido varias
veces, sé lo malo que es comparar, no pude evitar hacerlo y relacione la
grandeza de aquel ave - que hasta recién allí planeaba- con nuestra mediocridad y me dije ¿Somos de las
vivientes, la especie superior? ¿Si?, ¿Por qué?
No fue precisamente en soledad que Adolph
Hitler logró históricamente el deterioro de nuestra especie, tamaña perversión
requirió la complicidad de cientos de miles de semejantes que sumaron en la
ejecución de macabro plan, degradando a nuestra ya archi-vapuleada especie.
¿De qué raza superior hablaba este imbecil?
¿De qué especie la iba a sacar?
El águila que esta mañana planeaba tan equilibradamente en el pedemonte
nada tiene que ver con el significado que los hombres le adjudicaron a esta en
el escudo nazi. El animal se mantiene en profundo equilibrio, tranquilo, en su
hábitat hasta que un sapiens pasa por allí rompiendo la paz con tamaña
ignorancia humana.
La bronca que el hombre provoca por las
atrocidades que con sus pares ha cometido, comete y seguirá cometiendo no son
suficientes para impedirme seguir creyendo en él, pero vos Hitler hijo de diez
mil putas, vos, entre otros, sos uno de los principales especímenes que más de
una vez nos hacen adherir, con toda la rabia del mundo, al ponderado refrán que claramente nos dice:
“Mientras más conozco al hombre más quiero a mi perro”
Nos miramos en complicidad con mi mascota (
no es un ovejero alemán), ella asintió con
la cabeza, y continuamos el
paseo.
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