La muerte venga a los genios
Los hombres pasan; los de la política, los de la guerra, los de los grandes negocios, nosotros los hombres comunes ni que hablar, pero los genios…ah… los genios del arte no.
La mayoría de los mortales trabajamos en vida
para descansar con la muerte,
en
cambio los genios, incluso muertos trabajaran, dice el escritor francés del
siglo XIX Víctor Hugo: Esquilo, Isaías, Dante, Miguel Ángel, Cervantes,
Shakespeare, Rembrandt, Beethoven aun trabajan. ¿En qué trabajan? expandiendo
el alma de aquellos que estamos vivos.
De
mucho puede prescindirse, pero el arte…. la poesía… la música….de eso no, una
necesidad inmortal, entonces los elegidos, muertos al fin, siguen aquí más
vivos que cuando estaban vivos.
Shakespeare
no pudo muchas veces escribir lo que quiso, en la Inglaterra de su siglo no
podía decirse la palabra Dios fuera de la iglesia, cuando quería expresarlo
escribía en los textos la palabra cielo,
y a Cristo lo reemplazaba por Júpiter
(es difícil entender de que falta de libertad nos quejamos muchos en estos
días) En su época, nada menos que William Shakespeare debió autocensurarse para
lograr su cometido.
La
muerte los torna a ellos más vivos que nunca, coloca a los genios en el lugar
que siempre merecieron, y compensa aquello que cuando estaban vivos debieron padecer, la muerte los ha
vengado, esa inexorable y penosa falta de reconocimiento que los adelantados
sufren mientras el corazón les late.
En fin, aunque ellos no se den por enterados, o quién sabe si; “La muerte venga a los genios”.
En fin, aunque ellos no se den por enterados, o quién sabe si; “La muerte venga a los genios”.
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