martes, 29 de abril de 2014

Herencias
   Apenas por derecho de  sangre hay quienes se ven agraciados por herencias de familia. La muerte de algún abuelo, un tío y hasta un primo lejano en ocasiones permite girar súbitamente la condición económica de los que quedan  Están aquellos que antes de partir quieren ser testigos de lo que genera la repartija, entonces la ceden en vida para ver con propios ojos la alegría y generalmente las peleas entre los beneficiarios.
-Sin una pizca de envidia a los que  toco heredar, pues algo a mi me ha tocado, intento reivindicar en esta breve pensar lo bueno que es para aquellos que todo lo que posen solitos se lo han ganado,  intentando lo que gustan, haciendo lo que más  aman, lo que sale de la entraña, lo más profundo del alma. Aunque con duro trabajo y tal vez no el más deseado, el verdadero sabor lo provee lo conquistado.
    El  impulso del trabajo es una  fuerza que guía, no sé si el ingenio popular o quien así lo expresó; feliz quien se gana el pan con el sudor de su frente (no del de enfrente).
  A mi padre, hombre sabio hasta su prematuro final, – su apasionado corazón supo entregarse pero no durar –  se le ofreció  antes de morir la posibilidad de confeccionar una póliza que permitiría dejar una suma considerable de dinero a quien en poco tiempo quedaría viuda. Con total incertidumbre para todos, el viejo fue contundente en la negativa:
 - Mi esposa es una mujer joven, saludable y fuerte, hemos sido un matrimonio feliz y para cuando yo no esté a ella le  será indispensable salir, conectarse, y sobre todo trabajar. Además nuestros cuatro hijos la podrán ayudar. Si queda con una suma importante de dinero (aclaro que no es un chiste) no tendrá  la necesidad de salir a batallar, probablemente se quede en la cama tirada  con bienestar económico y malestar de vida. No, primo, te agradezco pero no corresponde, si hubiera querido un seguro de vida lo hubiese previsto a su debido tiempo, muchas gracias de nuevo pero no.  El primo Carlos no se lo podía creer salió del cuarto más pálido que mi delicado viejo,  no esperaba ni remotamente semejante conclusión.
  Y así fue, cuando el papá partió mi mamá salió de casa, empezó a trabajar, al tiempo rehizo pareja y de alguna manera  se cumplió lo deseado por él.
  Dicen que el tren siempre está por llegar, pero ojo, para subirse hay que salir a buscarlo, mejor que recibir el pescado, es la caña de pescar,  al que le tocan herencias materiales que le apetezcan,  sólo que aquí brindo por  quienes conquistan sus logros, se goza de otra manera, no se puede comparar.


PD: Buena definición de las  herencias materiales,  mal cálculo del finado que no supo gastárselo todo en vida. 

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