Herencias
Apenas por derecho de sangre hay quienes se ven agraciados por
herencias de familia. La muerte de algún abuelo, un tío y hasta un primo lejano
en ocasiones permite girar súbitamente la condición económica de los que
quedan Están aquellos que antes de
partir quieren ser testigos de lo que genera la repartija, entonces la ceden en
vida para ver con propios ojos la alegría y generalmente las peleas entre los
beneficiarios.
-Sin una pizca de envidia a
los que toco heredar, pues algo a mi me
ha tocado, intento reivindicar en esta breve pensar lo bueno que es para
aquellos que todo lo que posen solitos se lo han ganado, intentando lo que gustan, haciendo lo que
más aman, lo que sale de la entraña, lo
más profundo del alma. Aunque con duro trabajo y tal vez no el más deseado, el
verdadero sabor lo provee lo conquistado.
El
impulso del trabajo es una fuerza
que guía, no sé si el ingenio popular o quien así lo expresó; feliz quien se
gana el pan con el sudor de su frente (no del de enfrente).
A mi padre, hombre sabio hasta su prematuro
final, – su apasionado corazón supo entregarse pero no durar – se le ofreció
antes de morir la posibilidad de confeccionar una póliza que permitiría
dejar una suma considerable de dinero a quien en poco tiempo quedaría viuda.
Con total incertidumbre para todos, el viejo fue contundente en la negativa:
- Mi esposa es una mujer joven, saludable y
fuerte, hemos sido un matrimonio feliz y para cuando yo no esté a ella le será indispensable salir, conectarse, y sobre
todo trabajar. Además nuestros cuatro hijos la podrán ayudar. Si queda con una
suma importante de dinero (aclaro que no es un chiste) no tendrá la necesidad de salir a batallar,
probablemente se quede en la cama tirada
con bienestar económico y malestar de vida. No, primo, te agradezco pero
no corresponde, si hubiera querido un seguro de vida lo hubiese previsto a su
debido tiempo, muchas gracias de nuevo pero no.
El primo Carlos no se lo podía creer salió
del cuarto más pálido que mi delicado viejo,
no esperaba ni remotamente semejante conclusión.
Y así fue, cuando el papá partió mi mamá
salió de casa, empezó a trabajar, al tiempo rehizo pareja y de alguna
manera se cumplió lo deseado por él.
Dicen que el tren siempre está por llegar,
pero ojo, para subirse hay que salir a buscarlo, mejor que recibir el pescado,
es la caña de pescar, al que le tocan
herencias materiales que le apetezcan,
sólo que aquí brindo por quienes
conquistan sus logros, se goza de otra manera, no se puede comparar.
PD:
Buena definición de las herencias
materiales, mal cálculo del finado que
no supo gastárselo todo en vida.
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