El
pueblo
El
pueblo tiene mucho de lindo, lo que también tiene es la dificultad de cambiar
lo que no anda lindo.
El otro día leía en el diario la propuesta
de una fundación Argentina (entre las miles y miles que tenemos aquí) de
potenciar el desarrollo autóctono de unos cuantos pueblos del país en riesgo de
extinción, dado la migración de sus habitantes a la gran ciudad por falta de
trabajo. El planteo, muy razonable por cierto, propone que invertir para que la
gente se quede y desarrolle en su rincón natal es mucho mejor que generar
marginales en las grandes urbes con toda la problemática que esto acarrea.
A propósito del asunto, hace ya unos cuantos
años, al finalizar un curso de teatro aquí en mi provincia con el prestigioso
maestro de actores (ya fallecido) Carlos Gandolfo aproveche la volada para
manifestarle mi interés en viajar a radicarme a la capital federal para
desarrollar allí mi tarea. Hizo una pausa, respiro, y respondió; ¿A qué te vas
a venir a Buenos Aires?, ¿Para qué?, ¿Atrás de que? Es verdad que portás algunas condiciones
si….pero (y continuó más irónico) ¿Cuántas horas de ómnibus queres andar parra
llegar a horario al ensayo? Creo que tenes mucho por hacer aquí…
Esto sucedió en el marco universitario
mientras terminaba la carrera de arte dramático y no sé si para mal o para bien el asunto caló
hondo.
Me dijo también si alguna vez había pensado
en toda la gente de este hermoso lugar a la que le gustaría ver mi desempeño
(antes que yo alcance a replicar que la gente de aquí casi no concurre a los
teatros a ver a los artistas locales, prosiguió) en geriátricos, hospitales, hogares,
escuelas, fundaciones. Gandolfo derribó la intención migratoria de un plumazo
-cosa que el maestro debe haber notado en mi rostro y de inmediato levantó con remate magistral - ;
- No te preocupes muchacho,
cada uno de nosotros tiene su propia estrella y brilla desde donde está.
La gran mayoría de los artistas mendocinos nos quedamos aquí y que bueno que pueda ser desde aquí. Para ello
es necesario que cada vez más los ministerios de la provincia integrados
potencien nuestra plena y constante inserción laboral y cultural de lunes a
lunes con los teatros a agenda completa. Modificar esto no es fácil ni
grandilocuente, más importante que abrir salas o promover grandes festivales es
cambiar la actitud de nuestra gente. De lunes a viernes en horario veinte y
treinta, por ejemplo, se puede difundir
y subsidiar que en vez de quedarse e ver tele en la casa se puede asistir (incluso en familia) a un
concierto, una obra de teatro, un elenco de danza, o algún cantautor del pago
que venga en ascenso. Un trabajo nunca
puede ser tal ejercido un día a la semana, y con la mejor de las suertes y en
el mejor de los casos esa es la realidad
del artista mendocino.
Aquí estoy Carlos Gandolfo, como tantos
otros; aquí armé familia, aquí están mis
amigos, mi público, mis rincones, mi paisaje, aquí me formé, aquí están mis
proyectos (que no son pocos), y
aquí estoy intentando ganar la pulseada como vos me lo
sugeriste tan convincente.
Hace unos días me dio orgullo mendocino el
homenaje en el teatro Independencia que le hicieron en la presentación del
libro y en plena vigencia al flaco Suárez,
(en general el pueblo espera que seas fiambre para recién ahí descubrir
la placa).
Mendoza es una ciudad indiscutiblemente
hermosísima pero a pesar de sus logros y pretensiones tiene todavía mucho de lo
malo del pueblo. Una política sostenida (no esporádica) puede dar vuelta la
taba, algo de esto se esta gestando en el cine, la tv, el teatro y otras
manifestaciones artísticas y ahí
si, (como dijo el maestro de actores
Carlos Gandolfo) nada será más digno que
brillar desde aquí, con el orgullo mendocino de haberse quedado en el pueblo.
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