El que mucho abarca.......
Más
de una vez solemos sentirnos agredidos
por lo que alguien nos dice, en varias ocasiones esto nos despierta desagradables sentimientos
humanos que tienen que ver con la ira, la bronca e incluso con la venganza, la
que procedo a exorcizar en estas líneas.
Por estos días me sentí alterado por un
guionista radial quien me citó con nombre y apellido en uno de sus libretos
donde mezcla hábilmente literatura con lenguaje barrial a propósito de “el que mucho abarca poco
aprieta”, pues en su particular modo de
manejar la ironía, le vine como anillo al dedo para que el exprese su idea sentenciándome en mi punto débil y por qué no el más fuerte; lo polifacético como forma de vivir.
Hace algunos años, en mi rol de dentista, fui
consultado por una coqueta anciana -una octogenaria madrileña que no ha perdido
su acento - me dijo: -Lo elegí como dentista por que lo he visto
actuar este fin de semana en el teatro y su actuación me ha parecido excelente-
- Bueno
señora, agradezco el cumplido, pero qué tiene que ver con que me haya elegido
usted como su dentista, entonces, a modo
de aforismo y con su españolismo me
respondió:
-¡Mira tío el que es bueno,
es bueno pa todo, y el que es malo, es malo pa todo!
Convengamos en lo radical de esta visión, aun
así por la simpatía con que esta señora devenida en paciente lo dijo, logró
levantar mi autoestima en aquellos días en que los devaneos lo tienen a uno
medio tirado.
Volviendo a esto de que “el que
mucho abarca”, me pregunto; ¿Qué es mucho?... ¿Mucho qué?
Somos complejas bestias de cuerpo, mente y
espíritu que por momentos parecemos simples pero está claro que no es así, podría decirse que cada uno de nosotros no es uno, sino varios. En esta búsqueda personal, aflora
algo de quienes somos, y es cierto, algo de quienes somos se deja ver en algo de lo que hacemos. ¿Y qué es lo que hacemos? Un poco lo que se
va dando, y otro poco lo que andamos buscando.
De hecho no es tan difícil hacer lo que uno
quiere, difícil es “saber lo que uno quiere”,
y como si esto fuera poco, estamos muy condicionados por tiempo y
espacio, ambas variables junto a nuestra
historia personal, van afortunadamente modificando lo que vamos deseando para nuestras vidas, y si bien en
esencia uno es el mismo que era entonces, por otro lado, uno ya no es el mismo
de entonces....
Tal vez uno de los mayores prejuicios
actuales (aún en quienes se saben muy instruidos) sea creer que uno está
condenado a hacer siempre, y sistemáticamente, lo mismo para ser
eficiente y coherente ante la sociedad. Desde luego, esto no tiene por qué ser
necesariamente así. La popular canción de Caetano Veloso – Meu coracao
vagabundo- canta en uno de sus versos;
“Mi corazón no se cansa de
albergar la esperanza de ser algún día todo lo que quiere ser,”.
Así ,en mi historia tuve desde niño la
posibilidad de abrazar, con intensidad, diferentes facetas humanas que amé
profundamente; el deporte, la lectura,
el juego de los idiomas, la odontología, el teatro, la música, y afortunadamente a todas ellas,
les fui haciendo lugar para que sigan conviviendo, alojadas en el adulto que
soy. Es verdad que siempre es indispensable priorizar una actividad por sobre
las otras y no es fácil (quién dijo que lo era) pero una vez derribado quien
suele ser el peor enemigo – uno mismo-
ya no hay otro, y lejos de las expectativas que los demás tienen de uno, doy
rienda suelta a la herramienta esencial; el entusiasmo y la pasión con la que cuando niños supimos
imaginar, decía Karl Jaspers.
Para finalizar, dicen que afortunadamente hay tantas corrientes
filosóficas como posibles maneras de vivir existen, esto nos permite adoptar
aquella que mejor nos calce. La mía la comparto con ustedes y con vos también
Alberto, con todo respeto a cualquier otro enfoque, incluso al absolutamente
opuesto, en mi caso y hasta aquí: “El que mucho abarca mucho aprieta”.
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