Demasiada gente para una pareja
Deberíamos con mayor frecuencia de la que lo hacemos,
mirarnos al espejo y al volver a vernos reflejados una vez más, en un intento
por redescubrirnos, preguntarnos quién
es ese que tenemos enfrente
Sacarse los ropajes
con que con profundo amor (y otras veces no tanto) nos fueron vistiendo nuestros
antecesores es indispensable, dichas prestadas y heredadas pieles, suelen
no ser de la talla, ni del gusto más indicado, en el logro de aproximarnos a
ser quienes en realidad somos.
En el marco de
tanta instrucción, inducción y
sugerencia vamos a modo de prototipo siendo modelados, sumado esto a las
necesidades de mercado nos vamos convirtiendo lenta y progresivamente en una
distante lejanía de lo que en realidad no somos.
Allí, debajo de tanta vestidura que a lo
largo de los años nos ha ido transfigurando (pero bien abajo) como quien va
descascarando con laboriosidad y paciencia las sucesivas capas de pintura que recubren las chapas de un viejo
auto que pretende ser restaurado, o el amor
con que un arqueólogo va socavando las capas de una roca, se encuentra
perdido y desnudito ese alguien envuelto de tanta pilcha ajena pidiendo a
gritos ser rescatado hasta develar, al
menos en parte, su más genuina y singular identidad.
El intenso e íntimo strip-tease, de
aproximarse a quien cada uno de verdad es, se convierte para alguno de nosotros
en la más apasionante tarea que la vida nos demanda. Ojo, siempre y cuando uno
así lo quiera.
Puede uno
vivir flotando perfectamente en una gloriosa nube, sin andar por allí
preguntándose por rarezas existenciales –de hecho es así la mayoría de las
veces - y así pasar por esta vida como
si uno fuese protagonista de una eterna publicidad de Coca Cola… y si es
light mejor.
Si nunca se le ocurrió indagar en su intimidad mirándose frente al espejo, o tomarse un
cafecito dialogando con usted mismo cuando era un alma libre, píenselo tres
veces ahora que ya esta amorosamente establecido con su media naranja. Pues si
ahora se le ocurre bucear en sus profundidades, el problemilla se multiplica exponencialmente.
Probablemente sea aconsejable perpetuar ese
estado superficial que viene arrastrando sin ningún tipo de cuestionamiento,
continuar la vida en pareja con mucho Shopping, cine americano bien comercial
adosado con popcorn, bastante vida social bien superflua y entretenimientos
domésticos, sin andar por allí escarbando demasiado profundo, es decir
mantenerse en una superficie que afortunadamente para muchos es sinónimo de felicidad.
Llegamos al punto: una vez encontrado el amor que todos buscamos, el temita de
cuestionarse sobre lo existencial se pone denso. En la pareja, dijo un día mi
amigo Santiago, por un lado está quien en realidad yo creo ser, pero que en
verdad no soy, por otro lado lo que quisiera ser para ella, pero que
probablemente jamás lo seré, además de
lo que yo quisiera de ella, pero que ella nunca será, lo que ella espera de mí
y lo que espera dar de sí y…
Si antes de formar pareja no había profundizado en su esencia, píenselo dos veces antes de empezar
ahora con su media naranja a cuestas,
porque si bien el ingenio popular nos dice que nunca es tarde y algo de eso
seguramente hay, tenga ojo, si decide ahora levantar la tapa de la cacerola de
su alma tendrá que estar preparado, ahora no es que no se pueda, solo que
sencillamente habrá que multiplicarlo todo exponencialmente por mucho más que
dos, ¡¡¡¡¡demasiada gente para una pareja!!!!
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