martes, 29 de abril de 2008

Demasiada gente para una pareja


Deberíamos con mayor frecuencia de la que lo hacemos, mirarnos al espejo y al volver a vernos reflejados una vez más, en un intento por redescubrirnos,  preguntarnos quién es ese que tenemos enfrente
  Sacarse los ropajes con que con profundo amor (y otras veces no tanto)  nos fueron vistiendo nuestros antecesores  es indispensable,  dichas prestadas y heredadas pieles, suelen no ser de la talla, ni del gusto más indicado, en el logro de aproximarnos a ser quienes en realidad somos.
  En el marco de tanta instrucción, inducción y  sugerencia vamos a modo de prototipo siendo modelados, sumado esto a las necesidades de mercado nos vamos convirtiendo lenta y progresivamente en una distante lejanía de lo que en realidad no somos.
  Allí, debajo de tanta vestidura que a lo largo de los años nos ha ido transfigurando (pero bien abajo) como quien va descascarando con laboriosidad y paciencia las sucesivas capas de  pintura que recubren las chapas de un viejo auto que pretende ser restaurado, o el amor  con que un arqueólogo va socavando las capas de una roca, se encuentra perdido y desnudito ese alguien envuelto de tanta pilcha ajena pidiendo a gritos ser rescatado hasta  develar, al menos en parte, su más genuina y singular identidad.
  El intenso e íntimo strip-tease, de aproximarse a quien cada uno de verdad es, se convierte para alguno de nosotros en la más apasionante tarea que la vida nos demanda. Ojo, siempre y cuando uno así lo quiera.
  Puede uno  vivir flotando perfectamente en una gloriosa nube, sin andar por allí preguntándose por rarezas existenciales –de hecho es así la mayoría de las veces - y así pasar por esta vida como  si uno fuese protagonista de una eterna publicidad de Coca Cola… y si es light mejor.
  Si nunca se le ocurrió  indagar en su intimidad  mirándose frente al espejo, o tomarse un cafecito dialogando con usted mismo cuando era un alma libre, píenselo tres veces ahora que ya esta amorosamente establecido con su media naranja. Pues si ahora se le ocurre bucear en sus profundidades, el problemilla  se multiplica exponencialmente. 
  Probablemente sea aconsejable perpetuar ese estado superficial que viene arrastrando sin ningún tipo de cuestionamiento, continuar la vida en pareja con mucho Shopping, cine americano bien comercial adosado con popcorn, bastante vida social bien superflua y entretenimientos domésticos, sin andar por allí escarbando demasiado profundo, es decir mantenerse en una superficie que afortunadamente para muchos es sinónimo de felicidad.
  Llegamos al punto: una vez encontrado el  amor que todos buscamos, el temita de cuestionarse sobre lo existencial se pone denso. En la pareja, dijo un día mi amigo Santiago, por un lado está quien en realidad yo creo ser, pero que en verdad no soy, por otro lado lo que quisiera ser para ella, pero que probablemente jamás lo seré,  además de lo que yo quisiera de ella, pero que ella nunca será, lo que ella espera de mí y lo que espera dar de sí y…

  Si antes de formar pareja no había  profundizado en su esencia,  píenselo dos veces antes de empezar ahora  con su media naranja a cuestas, porque si bien el ingenio popular nos dice que nunca es tarde y algo de eso seguramente hay, tenga ojo, si decide ahora levantar la tapa de la cacerola de su alma tendrá que estar preparado, ahora no es que no se pueda, solo que sencillamente habrá que multiplicarlo todo exponencialmente por mucho más que dos, ¡¡¡¡¡demasiada gente para una pareja!!!! 

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