Defectuosos por generación espontánea
Steven
Spielberg, una de las notables figura destacadas de la industria
cinematográfica norteamericana, no es casual
que así se posicione. Hijo de un ingeniero en sistemas y una pianista,
hereda del primero la tendencia a lo tecnológico y de su madre la pasión y
sensibilidad por el arte y el drama. Su marca en el negocio del cine está
centrada justamente en un talento
especial que sabe equilibrar lo técnico
y lo humano conmoviendo hasta al
espectador más escéptico.
Y qué bueno sería heredar de nuestros
progenitores sus mejores dotes y aptitudes filtrando las no tan buenas (aunque
no es lo que suele suceder) debería
existir un manual que nos enseñe a
potenciar sus virtudes y filtrar sus defectos.
Así, superada
la etapa de rebeldía hacia nuestros engendradores por la que todos debemos
atravesar como parte de la construcción, saludable seria congraciarse sólo con
las cualidades de quienes, sin habérselos pedido, a este mundo nos
trajeron. Incorporar a la descendencia sólo nuestros dones, por ejemplo el buen
carácter y la alegría de vivir de papá y la perspicacia y la disciplina de
mamá.
¿Le suena a utopía? Claro que si, póngale la firma, lo
que se nos pega fácil es el defecto, para las virtudes hay que machacar y
machacar y machacar….. ¿Será por eso que como especie se nos hace tan difícil
mejorar?
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