Con
los ojos vendados
Educar significa sacar, no poner, sacar de
cada cual lo que cada quien tiene para dar.
El sistema educativo propone en general
patrones y modelos que más que formar deforman
y en general son demasiadas las vallas que impone el mercado; el mercado
social, el familiar y el escolar entre otros.
El agudo escritor, filósofo y pedagogo de
origen francés George Steiner dedicado a la enseñanza por más de medio siglo en
prestigiosas universidades de diversos países arranca uno de sus libros – Lecciones de los maestros- confesando
que a medida que pasa el tiempo se siente cada vez más inseguro frente a la
legitimidad que subyace en la profesión de enseñar. Este cuestionamiento como
apertura de libro con la humildad que sólo un gran maestro de la talla de
Steiner se atreve a plantear, pone en tela de juicio su profesión; la noble
tarea la de transmitir conocimiento. Aquí él
no hace más que alertarnos en el riesgo que conlleva la tarea de educar,
al punto de llegar nada menos que a la posibilidad de destruir al discípulo, según palabras del propio Steiner
Dicen que
si a un bebé desde que nace le mantenemos sus ojos tapados durante el
primer año de vida ya no conseguirá ver por el resto de ella por mucho tratamiento que se le brinde a posteriori.
Más allá de si esto es realmente así, el
asunto me dejó pensando en esta cuestión de ver.
Una cosa es ver lo que te quieren hacer ver
y otra es disponer de la libertad para simplemente ver, puede llegar a ser tan
terrible que te tapen los ojos como que te mal dirijan la vista hacia dónde mirar.
Con la misma humildad que el gran pedagogo
Steiner se cuestiona la delicada tarea de enseñar, nosotros adultos debiéramos
entender que en cada consigna dirigida a
los jóvenes tiene que subyacer como eje
la libertad , antes que nada, dejarlos ver, dejarlos ser .
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