miércoles, 29 de abril de 2009

Con los ojos vendados

  Educar significa sacar, no poner, sacar de cada cual lo que cada quien tiene para dar.
  El sistema educativo propone en general patrones y modelos que más que formar deforman  y en general son demasiadas las vallas que impone el mercado; el mercado social, el familiar y el escolar entre otros.
  El agudo escritor, filósofo y pedagogo de origen francés George Steiner dedicado a la enseñanza por más de medio siglo en prestigiosas universidades de diversos países arranca uno de sus libros – Lecciones de los maestros- confesando que a medida que pasa el tiempo se siente cada vez más inseguro frente a la legitimidad que subyace en la profesión de enseñar. Este cuestionamiento como apertura de libro con la humildad que sólo un gran maestro de la talla de Steiner se atreve a plantear, pone en tela de juicio su profesión; la noble tarea la de transmitir conocimiento. Aquí él  no hace más que alertarnos en el riesgo que conlleva la tarea de educar, al punto de llegar nada menos que a la posibilidad  de destruir al discípulo, según  palabras del propio Steiner
   Dicen que  si a un bebé desde que nace le mantenemos sus ojos tapados durante el primer año de vida ya no conseguirá ver por el resto de ella por mucho  tratamiento que se le brinde a posteriori. Más allá de si esto es realmente así,  el asunto me dejó pensando en esta cuestión de ver.
   Una cosa es ver lo que te quieren hacer ver y otra es disponer de la libertad para simplemente ver, puede llegar a ser tan terrible que te tapen los ojos como que te mal dirijan la vista hacia dónde  mirar.

   Con la misma humildad que el gran pedagogo Steiner se cuestiona la delicada tarea de enseñar, nosotros adultos debiéramos entender que en  cada consigna dirigida a los jóvenes tiene que  subyacer como eje la libertad , antes que nada, dejarlos ver, dejarlos ser .

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