Aristas de una muerte digna
En este
mundo global de amor a lo material la
muerte no está de moda, borrar las
marcas del tiempo que certifican la vida es cosa del folclore actual, como si
diese vergüenza envejecer o morir, en esta cultura posmoderna referenciar el
ocaso vendría a ser mala onda, pues el exitismo abruma, llevándose por delante
el único verbo certero a conjugar en futuro; yo moriré.
La ciencia
debe luchar por apostar a la vida, pero sin gambetear nuestra esencia centrada
en la finitud: un pariente moribundo le pedía a un sacerdote: ¡Hable con mi
familia! le pido que los convenza, mi vida se está apagando y no me dejan
morir…. no me dejan despedirme….
La
expectativa de vida aumenta año tras año pero la inequidad es sello de nuestra
distinguida especie, los condenados de vientre siguen muriéndose de hambre en
casi todo el planeta.
Al respecto
del deceso hay conceptos que se mezclan,
eutanasia y asistencia no son una misma cosa, uno precipita la muerte y
otro a morir mejor, y no hay momentos destacados, uno importa hasta el final
Muerte no es
mala palabra. Indigno es no saber vivir
En uno de sus escritos el brillante uruguayo Mario
Benedetti reflexiona: “Cómo no considerar
la muerte hombre… si es la cumbre de la sencillez”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario