domingo, 27 de abril de 2014

Aristas de la violencia

Dejar de ser razonable es el engendro violento, es esa maldita acción que hace sufrir al otro, miles de tratados de paz se evaporan como el éter, y no llame de animal al que se pone violento pues al llamar así al hombre esta enalteciendo lo humano y a la vez ofende  al perro.
Una cosa es la agresión que está en el  instinto de vida y otra cosa la violencia malparida y aprendida,  no viene prendida en los genes es aberración  de adultos  y suele espejar en los  brotes. Para lo bueno y lo malo el niño es una esponjita, noticia desoladora pues la violencia es germen  y tiende a ser replicada. En el reino de la imagen el modernismo ha quedado sin poder poner  palabras  sociedad desentramada consumida en adicción, donde abundan los derechos pero no hay obligaciones impera la brutalidad.  La del abuso  sexual  más que sexo es puro daño hoy a ganado prensa hiriendo a los más cercanos, los que guardan el secreto, los que suelen perdonar, y aquí es donde  la institución cobra un valor relevante  es la que puede salvarnos.

 El niño demanda otras formas, hay adultos desolados, la escuela anda buscándose, sin límites ni jerarquías y a falta de prevención forma más noble de amar  el volcán  nos erupciona. La violencia impregna al mundo y hiere a sus ciudadanos, este asunto tan humano de ver paja en ojo ajeno nos impide ver la propia ¡Quien va libre de violencia que arroje la primera piedra¡ Educación y equidad donde opere la justicia  nos darán a largo plaza ciudadanos con raíces, humanidad de matices donde escaseé la violencia y sean tiempos de paz. Qué buena sería la vacuna contra todas las violencias por ahora solo hay una;  conciencia y educación de espejarse  en el de al lado.

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