Apenas,
como tiene ser
Nací y me críe en un país subdesarrollado.
Calculo que la categorización de las
regiones: primer mundo, subdesarrollado, emergente o pobre se fija de acuerdo a
varios índices que tienen que ver con
una serie de parámetros y porcentajes referidos a educación, ingreso por
cápita, mortalidad infantil, expectativa de vida y otros tantos por el estilo.
Los que saben de esto, asocian el
subdesarrollo a un correlato paralelo
con la injusticia, y no son pocos los compatriotas que coinciden en que es la
falta justicia lo que nos tiene sumidos
en un pozo por estas latitudes.
Tuve la oportunidad de visitar algunos de los
países bajos de Europa y nuevamente contactar así con el llamado primer mundo.
Y no es que en esta región del planeta no haya problemas, claro que los hay y
seguramente quienes allí residen los padecen, pero no hay que ser especialmente
lucido para percibir que la mayoría de las cosas andan y que la justicia
funciona. No menos cierto es que uno siempre aprecia y valora lo que en su propia tierra adolece.
El tramo desde Ámsterdam a París lo hicimos en
tren y oh sorpresa, en plena región de avanzada no sabemos si fue por una
ruptura en el tren o por congestionamiento en la vías férreas, la cuestión es
que tuvimos que completar parte del trayecto en colectivo y luego hacer
trasbordo a otro tren. El viaje demoró dos horas y media más de lo previsto.
Cuando
descendimos en la estación central de París unas mujeres prolijamente lookeadas
de azafatas ofrecían unos formularios para llenar. Por un pasajero que viajaba
con nosotros nos enteramos de que los
formularios eran para reclamar por el retraso.
Confirmando
lo antedicho, problemas hay en todas partes, lo inédito para nosotros
absolutamente deshabituados a estas conductas, es que la propia empresa de trenes en la que viajamos -
con cede central en Bélgica- ofrecía el
servicio de reclamo a los pasajeros (con suerte Argentina 2100).
Simplemente colocamos el boleto de mi esposa y
el mío y anotamos el domicilio y código
postal de nuestro país de residencia
A los sesenta días ¡oh sorpresa! nos llegó una correspondencia
de Thalys International en la que aceptan el reclamo y reconocen el perjuicio
ocasionado, en primera instancia piden
sinceras disculpas y segundo que según
el retraso sea de 30, 60 minutos o más
ofrecen porcentajes de 20, 50 o el 100% de reconocimiento del valor. En
nuestro caso reintegraron tickets por el total abonado, 184 euros en varios
boletos transferibles para ser usados en el lapso de un año, además de ofrecer
la posibilidad de un reclamo mayor por si acaso la demora (no fue nuestro
caso) hubiere ocasionado un perjuicio
mayor.
Deshabituados
completamente a estos actos de simple
justicia vivimos el hecho con eufórica alegría, como si se tratase de un
regalo, en realidad y como dice el encabezado: “Apenas, como tiene que ser”.
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