Amor que cura
Siempre que alguien es fuerte y resistente el
ingenio popular suele definirlo así ¡Es
duro como un perro! Claro que los perros también caen; tras un descuido, un
accidente dejó a nuestra mascota destruida; un aligerado taxi le reventó la
mandíbula fracturándosela con exposición doble. El cuadro un horror, el
animal sangrando por la boca con la carretilla colgando implorando atención con
una mirada moribunda.
Yo conozco algo de medicina y le tenía miedo
a la cirugía por el tema de una infección, el veterinario de emergencia, en un arrebato de sinceridad –un
sincericidio- me lo confirmó, acordó con mi temor y ya en la más absoluta
franqueza profesional me dijo: lo más importante es la meticulosidad y sobre todo el cariño con el que se lo cuide
en este trance.
Marito Lombino es un amigo, él es originalmente
veterinario y yo dentista pero lo que nos cruzo por la vida es lo que nos gusta
en serio; la música. De todas formas ambos coincidimos en poner empeño en la
profesión que nos solo nos da de comer, sino que además nos sostiene el vicio
del arte.
-Mario, le dije, te dejo el perro unos días vos vas a saber
mejor que yo como manejar esta situación-
Y
claro que no me equivoque, el le puso lo mas importante para sacarlo a flote
(no está demás aclarar que en los
seres humanos la cosa funciona igual).
En
mis años de odontólogo - ya van unos 25- he asistido a cantidad de cursos y
conferencias técnicas y científicas, muchas de ellas de un gran nivel académico
pero la que más llevo en la mente y el corazón es la del inolvidable profesor
Baratieri, un elocuente dentista brasilero
Seguramente,
esto ya debo haberlo contado pero vale
la pena reiterarlo. En medio de la conferencia el afamado doctor muestra una
diapositiva con un excelente resultado de una práctica odontológica, allí sobre
la imagen le pregunta al auditorio:
-¿Alguien podría explicar cómo es que logré conseguir este
notable resultado?
Muchos respondieron elucubrando diferentes
hipótesis desde lo técnico pero nadie acierta. Baratieri fue desestimando
cada una de las posibilidades con un
rotundo giro de cabeza, hasta que ya nadie más lo intenta.
Entonces ahora la respuesta la tenía él, - ¿Saben cómo lo conseguí? Simple, con amor….
Claro que nadie se atrevería a negar que para
todo lo que uno vaya a hacer en esta vida hay que preparase, aun así no es menos cierto que nada habrá de
conseguirse sin el ingrediente esencial.
Marito muchas gracias por haber colaborado a
la sanación de nuestro perro con ese don que te distingue y que precisamente no
es poca cosa: justamente el de curar con la medicina mas indicada, ayudar a
sanar con el más eficaz de los tratamientos, el amor con el que se lo hace.
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