martes, 29 de abril de 2014

Amor  que cura

 Siempre que alguien es fuerte y resistente el ingenio popular suele definirlo así  ¡Es duro como un perro! Claro que los perros también caen; tras un descuido, un accidente dejó a nuestra mascota destruida; un aligerado taxi le reventó la mandíbula  fracturándosela  con exposición doble. El cuadro un horror, el animal sangrando por la boca con la carretilla colgando implorando atención con una mirada moribunda.
  Yo conozco algo de medicina y le tenía miedo a la cirugía por el tema de una infección, el veterinario de  emergencia, en un arrebato de sinceridad –un sincericidio- me lo confirmó, acordó con mi temor y ya en la más absoluta franqueza profesional me dijo: lo más importante es la meticulosidad y  sobre todo el cariño con el que se lo cuide en este trance.
 Marito Lombino es un amigo, él es originalmente veterinario y yo dentista pero lo que nos cruzo por la vida es lo que nos gusta en serio; la música. De todas formas ambos coincidimos en poner empeño en la profesión que nos solo nos da de comer, sino que además nos sostiene el vicio del arte.
-Mario, le dije,  te dejo el perro unos días vos vas a saber mejor que yo como manejar esta situación-
Y claro que no me equivoque, el le puso lo mas importante para sacarlo a flote (no está demás  aclarar que en los seres  humanos la cosa funciona igual).
            En mis años de odontólogo - ya van unos 25- he asistido a cantidad de cursos y conferencias técnicas y científicas, muchas de ellas de un gran nivel académico pero la que más llevo en la mente y el corazón es la del inolvidable profesor Baratieri, un elocuente dentista brasilero 
Seguramente, esto ya debo haberlo contado  pero vale la pena reiterarlo. En medio de la conferencia el afamado doctor muestra una diapositiva con un excelente resultado de una práctica odontológica, allí sobre la imagen le pregunta al auditorio:
-¿Alguien podría  explicar cómo es que logré conseguir este notable resultado?
 Muchos respondieron elucubrando diferentes hipótesis desde lo técnico pero nadie acierta. Baratieri fue desestimando cada  una de las posibilidades con un rotundo giro de cabeza, hasta que ya nadie más lo intenta.

 Entonces ahora la respuesta la tenía él, - ¿Saben cómo lo conseguí? Simple, con amor….
 Claro que nadie se atrevería a negar que para todo lo que uno vaya a hacer en esta vida hay que preparase, aun así  no es menos cierto que nada habrá de conseguirse sin el ingrediente esencial.

  Marito muchas gracias por haber colaborado a la sanación de nuestro perro con ese don que te distingue y que precisamente no es poca cosa: justamente el de curar con la medicina mas indicada, ayudar a sanar con el más eficaz de los tratamientos, el amor con el que se lo hace.

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