Al margen
Es
como que estás al límite, en el borde, parece que te estás por caer, dice uno,
es ser un orillero, el que merodea por el arrabal y el bajo fondo, dice otro,
es estar alejado del centro, agrega alguien, marginal no sólo es el hombre, lo
es también un país y su cultura cuando
se ensimisman olvidando el contexto; opina el más letrado de modo contundente.
Cada cual larga su idea, pero lo que importa no es qué significa
ser marginal, sino quiénes lo son y por qué.
Si bien es cierto que al margen se puede estar
de varias maneras (porque marginales también son aquellos que aun teniéndolo
todo, están desintegrados), me quiero referir
aquí a los excluidos de este mundo, los que se quedaron afuera y sin
nada. Sólo quienes se dedican comprometidamente a esto, comprenden la dimensión
de lo que significa vivir al límite, vivir al margen.
El padre Ernesto Contreras edificó su sacerdocio en una lucha social por
los más necesitados, compartiendo la
miseria con ellos, no como un observador, sino como un semejante, en una decisión de vida que consistió en entender las causas de la
marginalidad desde adentro, para poder combatirla.
Lo primero que se le critica a esta gente,
decía el padre Contreras es que se
dedican a tener un hijo atrás del otro, justamente, es lo único que de verdad
pueden tener; hijos. Y como en un cuento siguió con su voz angelical: Los padres de familia se fueron quedando sin
trabajo y los niños salieron a las calles a buscar algo para ayudar, pero en
las calles se reunieron con otros niños en sus mismas condiciones y allí identificados con la misma problemática junto
al alcohol mas algún aditamento tipo paco – a un pesito la dosis- llegaron
fácilmente a la conclusión que lo más
práctico para ellos es el delito, si en algún
caso fuesen sorprendidos por la ley… nada por perder. Al comienzo uno
que otro robo simple, luego un arma,
después el grupo armado delinquiendo tanto en
barrios ajenos, como también replegados en sus propios barrios- donde en boca de algunos de
ellos se escucha decir que ya no se respeta ni a los de la misma villa- Por
último el bando organizado con líderes intelectuales aprovechando semejante mano de obra, para su
propio provecho.
Conteras
lo decía sin tapujos- él tampoco tenía nada que perder- .Se penaliza a estos
marginados delincuentes hijos de la apatía colectiva, pero no nos engañemos la
droga va por arriba, el tránsito de armas va por arriba, la explotación va por
arriba.
Para
que exista marginalidad tienen que haber quienes la necesiten, esto es
funcional. Debemos comprender que la violencia que nos devuelve hoy la sociedad
es nuestra, nos pertenece, somos
nosotros quienes la estamos sosteniendo, y lo que es peor, nadie de afuera
podrá salvarnos, ni a los que tienen ni
a los que nada poseen.
Un día habrá que comprender que somos todo
parte de este mismo viaje.
¿Podremos algún día vivir en un mundo mas
justo y equitativo para todos?
¿Será posible?. Quién sabe…..Seguir en el
intento es indispensable.
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